Homeless por elección, estas personas trabajan con tecnología remota y viajan por el mundo sin dar importancia a la posibilidad de establecerse en un lugar fijo de residencia.
Antes del desarrollo de la agricultura, el hombre tenía un estilo de vida nómade en la medida que seguía a las manadas de animales y se iba trasladando en busca de alimento; hoy, más de diez mil años después, una tendencia relacionada con los avances tecnológicos y los consiguientes cambios en el mundo del trabajo está tomando fuerza entre los jóvenes techie y el nomadismo vuelve a ser un estilo de vida para quienes lo eligen.
Los nómades digitales son personas que usan tecnologías remotas para trabajar, no deben estar presentes en una oficina en días y horarios fijos y, gracias a eso, pueden -y eligen- tener un estilo de vida sin un lugar fijo de residencia que los lleva a viajar por todo el mundo mientras trabajan.
Hay personas que son nómades digitales y también empresas enteras que lo son, como Toptal, que no tiene oficinas y cuyos ejecutivos viven viajando por el mundo.
Por ejemplo Kathryn Moore, que trabaja con Toptal, hizo la valija y lleva ocho meses viajando sin parar como parte de un equipo que está realizando un Road Trip para dar charlas gratuitas en diferentes países acerca de la compañía y del trabajo freelance en general.
Ya visitó once países (algunos, varias veces) y 29 ciudades, respondiendo a la vez a un empleo a tiempo completo. Claro que no todos los nómadas digitales viajan con esta frecuencia, lo mejor de este estilo de vida es que puede adaptarse para pasar más tiempo con amigos y familiares, ver el mundo, o alguna combinación de ambos.
Según Moore, la mayor ventaja de ser un nómade digital es la flexibilidad: no hay que esperar a las vacaciones para poder viajar y conocer el mundo. Poder llevar la vida que uno desea tiene un impacto muy positivo en el desempeño laboral: desarrolla la creatividad, genera una mejor relación entre la vida personal y la laboral y las jornadas de trabajo se hacen más productivas, ya que los nómades digitales se adaptan y tienen libertad para organizar sus jornadas laborales. Por ejemplo, se puede dedicar la mañana a explorar nuevas ciudades y luego trabajar hasta altas horas de la noche, cosa que es impensable en un modelo de trabajo tradicional.
Una desventaja, al no contar con una oficina bien equipada y preparada, está el hecho de que el espacio de trabajo no siempre es el más adecuado (la conexión a Internet puede ser mala y el nivel de ruido alto), pero esto se soluciona utilizando un espacio de coworking, de los que cada vez hay más oferta, o simplemente comprando una tarjeta SIM local.
El nómade digital solo necesita una computadora portátil, un flujo de trabajo que le permita sostenerse trabajando de manera remota y un pasaporte si quiere realizar viajes al exterior.
Muchos nómadas digitales son programadores y diseñadores, o vienen del campo de la tecnología y la comercialización. Sin embargo, hoy la posibilidad de ser nómada digital está ampliándose a diferentes industrias.
Hay consultores, escritores y abogados que optan por este estilo de vida y a futuro, de la mano de la tecnología y los cambios de hábitos en el trabajo, seguramente habrá más profesionales que puedan ser nómades digitales.
Los Millennials están dando prioridad a la flexibilidad y buscando un buen equilibrio entre la vida laboral y la profesional en las oficinas en las que trabajan, y en la medida que esta generación vaya predominando como fuerza de trabajo, seguramente se profundizarán cambios que ya han comenzado, como las jornadas de trabajo remoto.
Y si bien todavía lo más habitual son las jornadas de ocho horas, de lunes a viernes en la oficina, la tendencia está creciendo en la medida que más personas se van dando cuenta de que pueden adaptar su modo de trabajo a lo que se adapta mejor a su estilo de vida ideal.
Dejar su comentario sobre esta nota
Su direccion de correo no se publica. Los datos obligatorios se encuentran identificados con un asterisco (*)