Con las ciudades inteligentes convirtiendose en realidad, ¿Cuál debería ser la relación entre Estado, ciudadano y tecnología?
El Estado debiera centrar al ciudadano como foco de sus soluciones informáticas. Eso significa acercar el gobierno al ciudadano, entender cuáles son sus problemáticas y cómo a través de las TIC se puede ayudar a mejorar su calidad de vida.
Esa es la base de lo que ya se conoce como ciudades inteligentes o smart cities, donde las aplicaciones se transforman en interfases amigables y los sistemas no solo interactúan, sino también se interrelacionan para facilitar al ciudadano todos sus trámites. Antiguamente era interoperabilidad, ahora ese encadenamiento de procesos va más allá de la conectividad.
Hoy las TIC permiten una mirada de macroproceso, porque los trámites no son aislados, pero eso tiene que ir acompañado de legislación. No se puede seguir con la modalidad de que el dato que pertenece a un organismo determinado no se pueda compartir con otro si es que no se cumplen tales o cuales requisitos o aplicando restricciones para entregarlo. Se torna urgente modernizar la ley así como las plataformas tecnológicas, las cuales deben ser compatibles con multicanales. Esto implica su acceso desde cualquier lugar y dispositivo.
De hecho, el dispositivo móvil es lo más usado por las personas para conectarse a Internet en Chile. Según datos de la consultora IDC, el 2015, cada hora se vendieron más de 16 mil teléfonos inteligentes en América Latina y tan solo ese mercado registró un 82% de participación en el rubro de smartphones. Incluso, esa cifra llega a ser mayor de 90% en algunos países de la región.
En ese contexto, es vital que tanto públicos como privados aúnen esfuerzos en idear la manera de hacer la vida más fácil al ciudadano para ser más eficiente con sus trámites, con soluciones que generen valor agregado y siendo más proactivos con el ciudadano. Eso implica cambiar el paradigma de cómo buscamos y satisfacemos las necesidades de los ciudadanos y no esperamos a que nos digan qué hacer. Para eso es vital potenciar las capacidades, la experiencia, el conocimiento en TIC y sobre todo, dejar la burocracia de lado.
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