Se realizaron con éxito las JADiCC 2021

Se realizaron con éxito las JADiCC 2021
Los conversatorios en los que distintos especialistas hablaron sobre diversos temas estuvieron a sala llena y los presentes pudieron preguntar abiertamente, volviendo más interesantes las jornadas.

Un espacio para reflexionar sobre los desafíos de la enseñanza de las ciencias de la computación.

La última edición de las jornadas didáctica de las ciencias de la computación más importantes de Argentina, JADiCC 2021, se convirtieron, una vez más, en un espacio muy enriquecedor: durante tres días consecutivos, estudiantes, docentes, investigadoras, investigadores y expertas y expertos de la región, de nuestro país y del mundo, compartieron e intercambiaron ideas y experiencias sobre el presente y el futuro de las ciencias de la computación.

Las mismas fueron organizadas por la iniciativa Program.AR de la Fundación Sadosky, y se llevaron a cabo virtualmente, con transmisión en vivo, entre el 4 y el 6 de noviembre. Está modalidad permitió que participaran más de 1000 personas de distintos puntos del país y Latinoamérica, duplicando la participación de 2019. Los 10 talleres que tuvieron lugar a lo largo de la jornada agotaron sus vacantes y se presentaron 23 artículos y 20 posters que serán incorporados a la memoria de la conferencia. Los conversatorios en los que distintos especialistas hablaron sobre diversos temas estuvieron a sala llena y los presentes pudieron preguntar abiertamente, volviendo más interesantes las jornadas.

Esta iniciativa, analizó, Fernando Schapachnik, director ejecutivo de la Fundación, “está siendo una oportunidad para reproducir de un modo más prolijo algunas de las discusiones que nosotros tenemos en nuestro trabajo cotidiano, que tienen que ver con reflexionar sobre cómo llegamos hasta acá, dónde estamos parados y cómo nos imaginamos que sigue la agenda para toda la comunidad para los próximos años. Queremos compartir algunas reflexiones sobre qué es lo que hemos logrado pero fundamentalmente invitarlos a que juntos discutamos lo que nos parece que serán los próximos hitos a conquistar, los próximos mojones a los que tenemos que llegar y los enormes desafíos que tenemos por delante”.

Los debates sobre la temática están en pleno movimiento. Como expresó, Pablo “Fidel” Martínez López, de la Universidad Nacional de Quilmes e integrante del equipo organizador: “en nuestra comunidad no está todavía terminada la discusión sobre la disciplina, sobre qué tenemos que enseñar y cómo tenemos que enseñarlo. Las ciencias de la computación crecieron muy rápido: tienen apenas 100 años pero hoy por hoy permean todas las disciplinas con las que la humanidad interactúa y que sirven para crear el entorno. Esto hace que no estemos siempre de acuerdo con respecto a que es la disciplina a la hora formar ciudadanas y ciudadanos”.

Hay una buena noticia, estamos cerca de que estos contenidos queden plasmados en los planes de estudios, en los diseños curriculares; hay algunas definiciones que teníamos hace unos años que fueron útiles pero hoy nos resultan problemáticas y esto nos genera confusión”, siguió Schapachnik, quien exhortó a abandonar el concepto de pensamiento computacional: “nos sirvió mucho para acelerar un montón de discusiones y llegar a la madurez que tenemos en las charlas con los diferentes sistemas educativos. Pero es hora de considerar que es una instancia superada y enfocarnos en la disciplina completa”.

Mara Borchardt, directora de Program.AR enfatizó otro de los grandes núcleos de enfoque: “la inclusión de los contenidos de las ciencias de la computación en edad temprana funciona como una manera de despertar vocaciones y sensibilizar a las y los adolescentes en estas temáticas amén de que es crucial que las chicas y los chicos puedan tener un manejo crítico y autónomo de estos saberes para poder comprender el mundo en el que viven”.

Desde la Fundación se trabaja para incorporar estos saberes articulando con todos los actores: universidades, institutos de formación docente y los ministerios de las distintas jurisdicciones.

Los temas que se abordaron durante las jornadas fueron de mucha relevancia social. La profesora de la Universidad Nacional de Córdoba, Luciana Benotti, habló sobre “Inteligencia artificial y educación”. En su charla se preguntó sobre cómo evitar que la tecnología digital contribuya a la diseminación, refuerzo y amplificación de los sesgos sociales vinculados a la discriminación por género, condición socio-económica, origen étnico. “La enseñanza de ética en inteligencia artificial es algo que creo que tenemos que discutir, por ejemplo el impacto social, qué pasa con el impacto de estos sistemas en la realidad laboral de las personas”, analizó.

En su disertación, Cecilia Martínez, docente Investigadora del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba, se centró en las dimensiones claves de la política educativa en la inclusión de las Ciencias de la Computación en las escuelas. “Uno de los roles muy específicos que tiene la escuela es ofrecer una cultura común, ofrecer alteridad y bienes culturales a los que no podríamos adquirir de otro modo”, explicó y puntualizó: “la brecha digital de tercer orden es la de los saberes que nos permiten apropiarnos genuinamente de estos dispositivos para poder construir con ellos, para poder participar en la vida cívica, tomar opiniones y reflexionar sobre los sistemas que atraviesan nuestra subjetividad”.

En ese mismo sentido describió que muchas veces una de las preocupaciones de los docentes es la herramienta, cuando “la pregunta anterior es qué queremos escribir y cuáles son los conceptos que nosotros consideramos que van a contribuir a esta formación más ética y emancipatoria; de empoderar a nuestras ciudadanas y nuestros ciudadanos en uso y la apropiación de estos dispositivos que usamos cotidianamente”.

Desde Estados Unidos, la profesora asociada de inglés y directora del Programa de Composición, de la Universidad de Pittsburgh, en Pensilvania, Annette Vee, se explayó sobre las conexiones entre programación y alfabetización: “la programación se vuelve cada vez más importante como un tipo de alfabetización porque vivimos en la programación y el mundo se digitalizó. Si uno no sabe programar no sabe leer y escribir. Y se queda atrás. Si no programás te van a programar. Las computadoras nos ayudan a ver el mundo de muchas maneras y a tener pensamientos más complejos. Aprender programación permite la accesibilidad, la equidad, la creatividad y el acceso”.

Ernesto Cuadros Vargas, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad San Ignacio de Loyola – Lima y miembro latinoamericano en el Steering Committee de ACM/IEEE-CS Computing Curricula (CC2020) se ocupó de las Ciencias de la Computación en la formación escolar. A modo de síntesis y entre sus pensamientos más destacados expresó la importancia del diseño de los algoritmos como una solución de problemas a gran escala, pensada no para un usuario sino para un millón. “La mente computacional está buscando resolver problemas para millones por segundo y la computación no está hecha para la computación, está hecha para ayudar al ser humano. Si se enseña un algoritmo tengo que mostrar por qué es importante, y qué pasaría si no protege, por ejemplo, los datos de la historia clínica”, subrayó dirigiéndose a los profesores.

Una de las novedades de esta edición fue el Simposio de Experiencias Latinoamericanas, con la presencia de conferencistas de primer nivel que llevan adelante acciones para incorporar a escala nacional los saberes de programación. Entre las más destacadas se presentaron la Fundación Omar Dengo de Costa Rica, el Plan Ceibal de Uruguay y el Centro de Innovación para la Educación Brasileña de Brasil. Además participaron la Fundación Kodea, de Chile; Paraguay Educa, de Paraguay; la Universidad de Oriente y la Universidad de las Ciencias Informáticas, de Cuba.

El último día fue el turno de las experiencias argentinas de Ciencias de la Computación, una conferencia en la que el público pudo conocer las iniciativas de Tucumán, Neuquén y Ciudad de Buenos Aires.

En un mundo atravesado por las tecnologías las jornadas fueron un espacio para evidenciar los nuevos desafíos y posibilidades de las Ciencias de la Computación en Argentina y a nivel regional y global.

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