Navegar en modo incógnito no es navegar en modo privado

Navegar en modo incógnito no es navegar en modo privado
La discusión en torno a los datos está siendo puesta cada vez más del lado del usuario.Rodrigo Irarrazaval, CEO y cofundador de Wibson

En rigor el uso del modo incógnito básicamente le da al usuario la tranquilidad de que no será fácil para quienes comparten computadora rastrear su historial de navegación.

El famoso “Modo incógnito” que los navegadores ofrecen para resguardar la privacidad de los usuarios es una de las herramientas más valoradas por los usuarios cuando necesitan desarrollar en Internet una actividad sin dejar rastros de su navegación.

Así, muy poca gente es consciente de que navegar sin dejar ningún tipo de rastro es prácticamente imposible con los buscadores tradicionales. Pese a que los navegadores posibilitan al usuario la opción de realizar búsquedas en una sesión privada, esta función no garantiza en absoluto el anonimato.

En rigor el uso del modo incógnito básicamente le da al usuario la tranquilidad de que no será fácil para quienes comparten computadora rastrear su historial de navegación pero no enmascara su identidad o actividad online.

En ese sentido, el modo incógnito debería ser denominado en rigor “modo Alzheimer” ya que este tipo de navegación continúa recopilando información y “espiando” al usuario solamente que cada vez que ingresa le setea un nuevo identificador. Es decir, una nueva “cookie”.

De esa manera el modo incógnito en teoría no guarda datos de los usuarios ya que cada vez que ingresa lo realiza bajo un nuevo ID. Sin embargo, lo cierto es que la actividad del usuario sigue siendo rastreada en todo momento. De hecho, cualquier científico de datos podría cruzar varios IDs e identificar fácilmente cuáles son de una misma persona.

Para explicar esto a través de un ejemplo gráfico, imaginemos que el usuario utiliza solamente el modo incógnito cada vez que navega. Eso significa que cada vez que ingresa el navegador le setea un identificador nuevo. Sin embargo sus costumbres son las mismas: sigue leyendo los portales de noticias por las mañanas, luego visita el sitio de su empresa, luego Linkedin.

De esa manera, aunque cada vez que navega “incógnito” se le setean nuevos IDs, con algunos sencillos cruce de datos y análisis de Big Data se puede predecir qué IDs corresponden a la de la misma persona. Al final del día, como dice el refrán, el usuario puede cambiar su ID y sus cookies pero no las costumbres (mañas).

Entonces la denominación de “modo incógnito” es confusa y atenta contra la privacidad de los usuarios ya que aparenta una cosa que no lo es. Por eso, repetimos, es más adecuado hablar de “modo Alzheimer”.

En línea con esto, por ejemplo, en marzo de este año, una jueza en USA aprobó una demanda colectiva contra Google por u$s 5 mil millones contra Google por rastrear a usuarios de Chrome en modo incógnito.

Los usuarios alegaron que Google tiene un “negocio de seguimiento de datos generalizado” y su seguimiento persiste incluso si los usuarios toman medidas para proteger su información privada, como usar el modo incógnito en Chrome o la navegación privada en Safari y otros navegadores.

La jueza Lucy Koh escribió en su fallo que la compañía “no notificó a los usuarios que Google participa en la supuesta recopilación de datos mientras el usuario está en modo de navegación privada”.

Se trata, en definitiva, de un cambio de paradigma en el cual la discusión en torno a los datos está siendo puesta cada vez más del lado del usuario. Incluso cuando se utiliza en modo incógnito.

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