Los bancos preocupados por el robo de identidad: el usuario debe cooperar

Los bancos preocupados por el robo de identidad: el usuario debe cooperar
El robo de identidad se configura cuando el delincuente obtiene datos financieros y de identificación de alguna persona.

Se debe considerar que, por lo menos, hay dos esquemas de fraude: el robo de identidad y la creación de identidades sintéticas.

Hay cifras que nos hacen reflexionar cuando hablamos del robo de identidad, un delito que, si llega a sucedernos, nos puede afectar de gran manera. Solo para dimensionar este fenómeno, vale la pena considerar que los costos que genera tal fraude a las instituciones que otorgan créditos a través de canales digitales en el país , equivalen al 2.42% de sus ingresos anuales.

Por cierto, los avances tecnológicos que ayudan a crear nuevos productos y brindar opciones de crédito para la población no bancarizada también posibilitan los intentos de fraude bancario en distintas modalidades que generan pérdidas millonarias a las instituciones financieras dedicadas a promover créditos, pero al mismo tiempo deben cuidarse de no ser afectadas por tal crimen.

Se debe considerar que, por lo menos, hay dos esquemas de fraude: el robo de identidad y la creación de identidades sintéticas, ambos se usan para solicitar algún tipo de crédito o tarjeta bancaria, y su daño es tal que, por cada dólar involucrado en un caso de fraude de identidad, las instituciones crediticias pierden hasta cuatro veces el valor nominal en cada operación financiera.

La diferencia entre ambos tipos es que el robo de identidad se configura cuando el delincuente obtiene datos financieros y de identificación de alguna persona, con lo cual pueden usurpar la identidad de alguien y solicitar algún tipo de crédito o producto financiero, abrir cuentas bancarias o tener acceso a una cuenta de un tercero. ¿Quién paga los daños? El afectado por el robo.

En cuanto a las identidades sintéticas, se elaboran mediante la combinación de información real de uno o varios individuos, con datos de empleo, residencia, estados financieros, junto con datos falsos para buscar obtener algún bien, un crédito o un servicio que no podría obtener de manera legal o normal. Se trata de identidades falsas, nuevas.

En cualquier caso, el daño es significativo. A nivel global, un estudio arrojó que el 26% de los bancos encuestados y 17 % de fintech reportaron más de cien incidentes de fraude de identidad en el 2022, de acuerdo con expertos en delitos en servicios financieros de Australia, Francia, Alemania, Reino unido, Estados Unidos y México, entre otros países.

En todos los casos, la falsificación de documentos configuró el tipo de fraude de identidad más común. El 54% de los encuestados declararon haber lidiado con incidentes relacionados con documentación modificada, y es que la creatividad y habilidad de los delincuentes pareciera que no tienen límite.

Este tipo de delito representa un motivo de alarma para las instituciones financieras, pero también el usuario debe poner de su parte, sobre todo en el caso del robo de identidad. En ese sentido, la CONDUSEF recomienda que no se proporcione información de las cuentas bancarias personales por vía telefónica, mensaje de texto, WhatsApp, correo electrónico, o redes sociales.

Como complemento, se deben cambiar las contraseñas con frecuencia, revisar regularmente los estados de cuenta bancaria, no acceder a enlaces recibidos por correo, supuestamente provenientes del banco personal, y no descargar aplicaciones si no hay seguridad de que es el banco el que lo solicita.

Y si hay un robo de tarjetas se debe avisar de inmediato al banco y cancelarlas. Si hay robo de identificaciones, se debe acudir al Ministerio Público y solicitar reposiciones en las instituciones correspondientes.

No hay opción: debemos cuidar nuestros documentos y estar atentos a la información que recibimos en algún dispositivo. Es mejor exagerar en las prevenciones a despertar un día y decir “me hackearon”.

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