La realidad en la era del smartphone

La realidad en la era del smartphone
Gracias a la realidad virtual uno se siente verdaderamente sumergido en aquello que eligió vivir de repente.Joan Cwaik, especialista en Innovación de LG Mobile Argentina

Si les dijera que cualquiera de ustedes podría asistir a un recital de Paul McCartney sin salir de sus casas, muchos de ustedes, quizás la gran mayoría, me tildarían de loco.

Redoblo la apuesta: no sólo no tendrían que salir de sus casas, sino que podrían presenciarlo incluso desde arriba del escenario, o ubicados en la primera fila. Es más, registrarlo en 360 y volver a verlo con los lentes 360 de realidad virtual, para volver a estar ahí, todas las veces que quieran. Es mucho más fácil de lo que se imaginan. De verdad.

Pero imaginemos algo mucho más cotidiano. Hablemos de poder visitar distintos planetas en una clase de geografía; o de tener una araña pollito caminándonos por el brazo en nuestro tratamiento de fobia; o de sentir el vértigo y el corazón que se nos acelera mientras caemos en picada dentro de nuestro carrito virtual, de la montaña rusa virtual que se nos ocurrió visitar, sin movernos del aula, o del consultorio, o de nuestro sillón favorito.

Todo esto es posible gracias a la realidad virtual, que es una tecnología que nos permite trasladarnos a entornos inmersivos, de diferente índole, tanto fílmicos como renderizados, generados por computadoras. Este tipo de propuesta, que ya está disponible aquí y ahora, permite distintos tipos de uso y su potencialidad es gigante.

Gracias a la realidad virtual uno se siente verdaderamente sumergido en aquello que eligió vivir de repente, como si se le ocurriera salir a tomar un helado, con todo lo que somos (piel, hueso y latido, olfato, vista y tacto, instinto, humanidad y espiritualidad) comprometido en la vivencia de algo que no podría estar sucediendo de otra manera. Por eso inmerso, sumergido, comprometido con una realidad aumentada, en una realidad que no es real porque es virtual pero esa línea se hace borrosa porque todo nuestro ser nos grita ¡yo lo acabo de vivir!.

Así que ahí está el foco, no sólo tener la tecnología sino también trabajar en los contenidos, en los miles y miles de contenidos que pueden empezar a llenar todas las posibilidades que abre, por ejemplo, tener un smartphone, con una cámara que registra todo lo que queramos en 360 y un par de lentes de realidad virtual que nos permiten de una manera muy simple, rápida y sencilla vivir y volver a vivir, revivir, eso que grabamos en 360.

Acerquemos las posibilidades aún más: el nacimiento de nuestro sobrino en Nueva York, por ejemplo. O el casamiento de nuestro mejor amigo en Grecia. O el recital de Paul McCartney del que les hablaba al principio. No sólo con nuestros ojos, sino sentir que estamos ahí, que casi podemos besar a ese bebé, o abrazar a ese amigo, o sentir como todo nuestro cuerpo vibra al ritmo de “Hey Jude”.

¿Lo pueden ver? Este tipo de plataformas de realidad virtual implican una revolución inédita, en varios sectores, pero principalmente en el modo en que la gente registra y consume y se vincula con los contenidos. En todo el mundo, las personas podrán generar y consumir contenidos de todo el mundo. ¿Estaremos frente a la creación de un nuevo lenguaje? ¿Podremos cada vez más potencialmente “revivir” y compartir de forma inmersiva los momentos de nuestra existencia?

El comportamiento de los consumidores evolucionará, en la búsqueda de alcanzar mejores experiencias que faciliten y flexibilicen el acceso a los contenidos. El nivel de desarrollo que están adquiriendo las nuevas tecnologías incluso parece indicar que la tendencia a futuro será la pérdida de presencia de los soportes físicos, a partir de la digitalización de contenidos en la industria musical.

Así que, ¿qué les parece si allí nos vemos? ¿En el recital de Paul? ¿O en la Luna tal vez?

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