El avance hacia la transición energética frente al cambio climático que experimenta la sociedad en la actualidad requiere de una creciente electrificación en diversos sectores económicos.
Se trata de un cambio gradual que remodela nuestro entorno y hábitos, impulsado por la expansión y adopción cada vez mayor de energías renovables hacia la movilidad eléctrica y la promoción del autoconsumo y la generación distribuida. Sin embargo, para que este proceso se complete, es necesario sumar otro pilar fundamental: la integración tecnológica en conjunto con la transformación digital.
La transición hacia energías más sostenibles va mucho más allá de sólo generar electricidad de forma limpia. A través de la digitalización, este proceso se vuelve relevante para todos, tanto para los productores como para los consumidores. En este sentido, la digitalización tiene un impacto significativo en las redes encargadas del transporte y distribución de la electricidad, siendo uno de los beneficios principales la mejora de la eficiencia energética.
Al contar con monitorización en tiempo real de los consumos y sistemas automatizados de respuesta rápida, se pueden identificar y corregir rápidamente desviaciones en el consumo, lo que reduce las pérdidas de energía y optimiza la distribución de la electricidad.
Dentro de este contexto, la vinculación tecnológica representa un proceso institucional que facilita la transferencia de habilidades, conocimientos, tecnologías, métodos de fabricación, ejemplos de producción e infraestructuras resilientes, participativas y sostenibles. Se trata de una transferencia que ocurre entre el sector de investigación y desarrollo (I+D) y el sector productivo, e integra a la sociedad en su conjunto.
El objetivo es garantizar que los avances tecnológicos se difundan y lleguen a un amplio número de lugares y empresas.
Así, los avances tecnológicos de I + D que ofrecen las UVTs argentinas son esenciales en las redes de distribución eléctrica, donde se van a producir todos los cambios que se implementarán a futuro ante los escenarios posibles de la transición energética, con un impacto mucho más significativo en las de baja tensión, que son aquellas que llegan hasta los hogares. Además, con la gestión inteligente de la red, la eficacia aumenta y el derroche se reduce, sumando beneficios para el medioambiente.
Si bien la digitalización de las redes eléctricas trae consigo desafíos y obstáculos, uno de los más significativos es la ciberseguridad. La interconexión de los diversos elementos de la red incrementa la vulnerabilidad ante posibles ciberataques. Ante esto, es primordial establecer medidas de seguridad sólidas y sistemas de protección eficaces para preservar la integridad de los datos y asegurar la continuidad del suministro eléctrico.
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