¿Estamos listos para la revolución autónoma?

¿Estamos listos para la revolución autónoma?
Es una gran oportunidad para dar un salto de calidad y abrazar la tendencia de lo autónomo.

Nos acercamos a una nueva era en la que las organizaciones se ‘conducirán’ a sí mismas.

El famoso dicho “el cambio es la única constante” es más que apropiado para esta era digital. ¿Por qué? Porque las nuevas tecnologías están transformando casi todas las industrias y compañías, y la mayoría de los individuos (independientemente del trabajo que realicen) están sintiendo el efecto.

Estas fuerzas disruptivas están causando un efecto dominó, exigiendo a las empresas a responder de una manera mucho más holística y estratégica.

Los líderes de negocio no sólo deben convertir los desafíos en oportunidades, sino también prepararse para manejar consecuencias inesperadas. ¿Cómo pueden, entonces, preparar sus negocios de cara al futuro y mantenerse relevantes para los consumidores?

Hoy en día podemos ver cómo la inteligencia artificial (combinada con machine learning, automatización y poder de cómputo masivo) está marcando el camino hacia la revolución autónoma. Por primera vez, creemos a las máquinas capaces de realizar actividades que antes considerábamos más allá de sus capacidades.

Mails que se autocompletan solos, Chatbots que programan citas para sus propietarios y vehículos que se conducen a sí mismos; dondequiera que uno mire, la tecnología autónoma está presente.

Y es fácil ver por qué. Los sistemas autónomos nos quitan el peso de las tareas rutinarias y nos liberan para hacer las tareas que nos gusta hacer o que nos llevan mucho tiempo.

Pero detengámonos a pensar un momento en que significa un sistema autónomo. Volvamos al ejemplo del auto: en un auto que se maneja sólo, uno ingresa la dirección de destino y deja que el auto lo lleve reconociendo las mejores rutas, evitando el tránsito y hasta lidiando con las dificultades para estacionar – todo a tiempo para llegar a la próxima reunión.

El auto que se maneja sólo elimina la necesidad de manejar, e incluso la necesidad de aprender a manejar, reduciendo a la vez los riesgos asociados al error humano. ¿Y si tus sistemas de tecnología de la información pudieran ser así de inteligentes? ¿Si pudiéramos aplicar esta autonomía en el manejo de las empresas?

Nos acercamos a una nueva era en la que las organizaciones se ‘conducirán’ a sí mismas. Los trabajadores tendrán libertad para concentrarse en trabajos de mayor valor agregado y más gratificantes, mientras que la organización en general funcionará de manera más eficiente debido a la comprensión profunda de los datos.

Actualmente parece una utopía empresarial, sin embargo, será el camino que todas las empresas tendrán que adoptar para seguir siendo competitivas.

La razón por la que los sistemas autónomos para las empresas son tan importantes es porque resuelven muchos de los mayores desafíos a los que se enfrentan hoy en día.

Ya sea que se trate de una interrupción digital, eficiencia de costos, innovación en la experiencia del cliente o escalabilidad para un crecimiento rápido, los sistemas autónomos pueden proporcionar respuestas potentes y ayudar a las empresas a pasar de ser entidades reactivas a ser líderes en innovación proactiva.

Estas capacidades van a ser cada vez más importantes a medida que se acelere la disrupción digital, la competencia sea cada vez más feroz y el crecimiento sea cada vez más difícil de asegurar.

Entonces pensemos en lo autónomo como el vehículo que lleva la innovación en la nube hacia un nuevo nivel, que varios analistas incluso reconocen como una nueva categoría.

Imaginemos – ¿y si nuestros servicios de nube pudieran ofrecer capacidades de auto-administración, auto-aseguración y auto-reparación para que las organizaciones puedan reducir costos, minimizar riesgos, acelerar la innovación y obtener insights predictivos? Hoy, todo esto ya es posible.

De hecho, lo autónomo es el escalón siguiente de la automatización: minimiza los riesgos, mejora la eficiencia operacional y permite a los negocios incorporar rápidamente la innovación y, en consecuencia, crecer.

¿Cómo va a impactar la era autónoma en la Argentina? La Unidad de Inteligencia de The Economist presentó recientemente el Índice de Preparación para la Automatización, un ranking de naciones en función de su capacidad para integrar fluidamente la automatización inteligente en sus economías.

Argentina ocupa el puesto número 17 en el ranking general (entre 25 naciones) y es considerado un mercado emergente en cuanto a políticas e iniciativas relacionadas a dicho proceso.

El reporte encontró que incluso los países más preparados tienen trabajo que hacer. Las áreas foco que se proponen giran alrededor de la necesidad de desarrollar políticas de educación y programas de entrenamiento aún más efectivos; hacer énfasis en el aprendizaje continuo para asegurarse de que la velocidad con que se dan los cambios no deje a las personas con desventajas en torno a los empleos del futuro, mucho más orientados a lo humano y en sintonía con la ejecución de rutinas automatizadas por parte de robots o máquinas.

En su origen, lo autónomo es posible gracias a la inteligencia artificial y el machine learning, y muchos negocios argentinos y latinoamericanos de diversas industrias ya están adoptando este paradigma revolucionario.

Para las organizaciones de la región, es una gran oportunidad para dar un salto de calidad y abrazar la tendencia de lo autónomo, poniendo a punto su infraestructura tecnológica de cara al futuro y posibilitando un crecimiento exponencial del negocio.

Es importante notar que la tecnología en sí misma puede ayudar en la transición; después de todo, apunta a incrementar las habilidades humanas y liberar a las personas para que puedan dedicarse a trabajo de mayor valor, en lugar de buscar reemplazarlas.

Todo esto significa menos tiempo dedicado a tareas manuales, con la consecuente disminución de errores humanos, y más tiempo para el enriquecimiento y el trabajo colaborativo.

Muchas empresas progresivas, con líderes de experiencia relevantes, ya están disfrutando de los beneficios de lo autónomo en el negocio, tales como ciclos de innovación más rápido, mejores experiencias de usuario, mayor eficiencia operacional y productividad, entre otros.

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