Desafíos del capital humano en medio de la pandemia

Desafíos del capital humano en medio de la pandemia
El capital humano, a todo nivel, ha tenido que enfrentar demasiados cambios en tiempos muy cortos.Álex Abaid, subgerente Capital Humano ITQ LATAM

Esta pandemia debe ser necesariamente una oportunidad para potenciar los grandes descubrimientos al interior de las organizaciones.

Es difícil pensar en la historia reciente, un momento más singular que nos tocara vivir, ya era un tiempo difícil con la guerra de impuestos entre EE. UU. y China, esto se complicaba aún más con el estallido social y, si esto fuera poco, nos toca vivir la peor pandemia de los últimos 100 años.

El capital humano vive en dos dimensiones que actúan en conjunto: la vida personal y la laboral. Tantas veces hemos escuchado esa frase: “lo del trabajo en el trabajo y lo de la casa en la casa”, como una suerte de interruptor interno que nos permite apagar o encender parte de nuestro ser. Pero ¿cómo separamos esto hoy que la casa y el trabajo se comparten en un mismo espacio?

El capital humano, a todo nivel, ha tenido que enfrentar demasiados cambios en tiempos muy cortos; han aumentado sus temores e inseguridades. No obstante, también ha crecido su sentido de compromiso y responsabilidad; ha debido generar espacios de trabajo en su casa, buscando comodidad y tranquilidad.

Otro aspecto que se ha hecho presente es lo complejo de enfrentar la enfermedad misma o la de un ser querido. Esto afecta directamente al colaborador y en ocasiones esto puede ser irreparable.

Así, éste es uno de los mayores desafíos que tienen hoy las organizaciones: Cómo recuperar su capital humano y mantener su valor. Las áreas de capital humano deben enfrentar este desafío y acompañar a sus colaboradores en este camino para que sepan que no están solos, que hay una empresa con una actitud y una forma de ver y sentir detrás de ellos.

Para ello, lo primero es ser muy responsable del momento que vivimos, respetar todas las medidas recomendadas por la autoridad y las entregadas por cada organización. Lo segundo es la autogestión. El colaborador debe ser capaz de realizar de la mejor forma todas sus actividades relacionadas con su trabajo y su quehacer diario. Esto implica automotivación, control, orden, disciplina, interacción con quien corresponda, jefatura, cliente, proveedor, etc.

Lo tercero es la mantención viva del conocimiento. Esto es capacitación permanente aunque solo sea en tiempos breves. Hoy el cambio es muy rápido y no podemos perder el paso ni dejar de actualizarnos. Y como el ave fénix, renacer de las cenizas. Al final del día, hacer la pausa, tomar las lecciones aprendidas, vivir este tiempo como uno de aprendizaje para volver con más fuerzas que antes a recuperar todos los espacios que esta pandemia nos tomó prestados, para vivir de verdad una nueva normalidad, más humana, comprometida, profesional y de mejor calidad.

En definitiva, las áreas de capital humano no pueden dejar que sus colaboradores pierdan su sentido de pertenencia con la empresa y con el objetivo común que se tiene. Éstas deben ser el canal entre las inquietudes personales de los colaboradores y las metas de la organización. Hoy, más que nunca, las organizaciones requieren de colaboradores comprometidos, eficientes y eficaces; y éstos, a su vez, de organizaciones que los valoren y protejan.

Por último, esta pandemia debe ser necesariamente una oportunidad para potenciar los grandes descubrimientos al interior de las organizaciones: sí se puede trabajar a distancia, cumplir con tiempo y contenido los compromisos, se tienen la tecnología necesaria, se puede capacitar en nuevas tecnologías, optimizar tiempos y recursos, valorar el trabajo en equipo y su sinergia. Solo así, cuando nos volvamos a encontrar, podremos decir que fue más lo ganado que lo perdido.

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