Cambio climático y empresas: menos palabras y más acciones

Cambio climático y empresas: menos palabras y más acciones
A medida que internalizamos los daños que producimos, somos más capaces de contrarrestarlo con medidas efectivas.

Ignacio Parada, CEO y fundador de Bioelements, explica el vínculo entre las empresas y el cambio climático.

Estas últimas semanas fueron un claro ejemplo de que el cambio climático es una realidad que nos afecta en el día a día. Y aunque algunos lo pongan en duda, la comunidad científica señala con convicción que la actividad humana es la principal causante de este fenómeno.

Como contraparte, somos nosotros mismos, a nivel individual y colectivo, quienes tenemos en nuestras manos las herramientas para frenar las consecuencias negativas. En este sentido, las empresas cumplen un rol fundamental en las decisiones comerciales locales que tomamos y cómo estas pueden tener un impacto global en términos de emisiones de carbono.

Dentro de estas acciones, la huella de carbono es un importante indicador que nos permite cuantificar, evaluar y hacer un seguimiento sobre el efecto que tienen nuestras operaciones en el ecosistema. Y es que a medida que internalizamos los daños que producimos, somos más capaces de contrarrestarlo con medidas efectivas.

A nivel mundial y local, son cientos aquellas que comenzaron como startups y que hoy están escalando, teniendo en su ADN la premisa de que el crecimiento económico va intrínsecamente unido a la responsabilidad con el medio ambiente. Muchas de ellas se están haciendo parte del cambio a través de estrategias de sustentabilidad y también inspirando a otras grandes corporaciones a seguir este mismo camino.

En nuestro caso, nos comprometimos a reducir en un 60% la huella de carbono con nuestra propuesta de envases plásticos biodegradables. Y ejemplos de medidas significativas hay varios: Falabella Retail fue reconocida por cuantificar su huella de carbono en alcance 1,2 y 3, optimizando índices como el consumo de combustibles, electricidad, transportes y fabricación de productos. Algo similar ocurre con San José, compañía que obtuvo la certificación Marine Stewardship Council, sello que garantiza la sustentabilidad y mejores prácticas en la pesca industrial del jurel.

Pero más allá de estos casos puntuales, lo que debemos recordar siempre es que esta es una tarea conjunta que exige el compromiso de las empresas en su totalidad, sin importar su rubro o tamaño. La ciencia ha demostrado claramente que para conservar un planeta habitable, el aumento global de la temperatura necesita limitarse a no más de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.

Al ser una de las principales fuentes de emisión, las organizaciones tenemos la responsabilidad, la obligación y el deber de realizar acciones concretas y no quedarnos sólo en palabras bonitas plasmadas en los mensajes corporativos.

Tener conciencia de la gravedad de la crisis climática es el primer paso, pero luego es clave incorporar prácticas empresariales alineadas con soluciones sustentables y alternativas ecológicas que colaboren en promover la protección del medio ambiente a largo plazo y en la creación de un mejor futuro para las generaciones venideras.

El mundo nos exige un cambio ahora. ¿Qué nos hace falta para entender que el cambio climático no es para mañana, sino para ayer? Mientras más movimientos individuales y colectivos sumemos, más visibles serán los resultados. Actuemos pronto, antes de que sea demasiado tarde.

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