5 beneficios de la capacitación en huella de carbono para las empresas en Latam

5 beneficios de la capacitación en huella de carbono para las empresas en Latam
Es primordial que las empresas inviertan en capacitaciones certificadas respecto a temas ambientales y de sustentabilidad.

En Argentina la huella de carbono promedio de cada persona es de 4.12 toneladas de CO2 por año, lo que la colocó en 2021 en la posición 155 del ranking de países por emisiones de CO2.

En los últimos años ha cobrado mayor relevancia la conciencia sobre la medición y acción para reducir la huella de carbono en los procesos productivos de las empresas, ya que ésta impacta directamente al calentamiento global, puesto que es la cantidad de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que se libera a la atmósfera como resultado de cualquier actividad.

De esta manera, conocer la huella de carbono de las compañías permite contribuir al décimo tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible, establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de mantener el aumento global de la temperatura durante este siglo por debajo de los dos grados Celsius.

Por ello, es fundamental que las empresas consideren como una acción básica la capacitación de sus colaboradores en temas de GEI y cambio climático, especialmente las de los sectores que más emisiones generan en Latinoamérica, como son la industria energética, de transporte, producción industrial de acero, cemento, productos químicos y papel, agricultura y ganadería, así como de la construcción.

Debido al evidente deterioro del medio ambiente es de vital importancia tomar acciones que permitan frenar el cambio climático. Para eso, las organizaciones deben apuntar a generar conciencia en sus equipos de trabajo sobre el impacto que tienen sus procesos y qué tipo de acciones podrían realizar a fin de reducir su huella de carbono. Los colaboradores capacitados ayudarán a identificar cuáles son las fuentes que generan más gases de efecto invernadero; y a obtener los cálculos correspondientes que permitan establecer una base sobre la que empezar a reducir”, destaca Gabriela Díaz, gerente de la Unidad de Capacitación en TÜV Rheinland Academy Sudamérica.

En Latinoamérica, Chile es líder en su acción de reducir sus GEI, ya que fue pionero con su programa “Huella Chile”, el cual fue establecido en 2014 y actualmente cuenta con más de 1.400 organizaciones inscritas; además ha otorgado más de 900 sellos de reconocimiento, cuantificación, reducción, neutralización y excelencia. Asimismo, ha capacitado a más de tres mil personas sobre efectos del cambio climático y en gestión de gases de efecto invernadero.

De esta forma, Chile ha demostrado su compromiso con reducir su Huella de Carbono, puesto que en promedio cada habitante genera 4.69 toneladas de CO2 al año, lo que está muy cerca de la huella de carbono media mundial, que ronda las cinco toneladas; sin embargo, el objetivo mundial para realmente combatir el cambio climático es alrededor de dos toneladas per cápita.

El país que se encuentra un poco por encima en sus emisiones es Perú, ya que en promedio cada persona genera 4.7 toneladas de CO2; por lo que también ha creado su “Huella de Carbono Perú”, la cual es una herramienta oficial del gobierno que permite reconocer cómo las organizaciones de la iniciativa pública y privada han logrado gestionar sus emisiones de GEI.

Por otro lado, en Argentina la huella de carbono promedio de cada persona es de 4.12 toneladas de CO2 por año, lo que la colocó en 2021 en la posición 155 del ranking de países por emisiones de CO2, formado por 184 países, en el que se ordenan los países de menos a más contaminantes. Por su parte, Colombia tiene una emisión per cápita de cuatro toneladas al año; cifra similar a las emisiones que anualmente se capturan en una hectárea de bosque mayor a 20 años o lo que produce una persona que maneja 15 mil kilómetros. Además, Colombia ha marcado un objetivo claro de reducir el 51% de sus GEI para 2030 a partir de 196 medidas de mitigación, adaptación y medios de implementación.

De esta manera, no sólo los gobiernos latinoamericanos, sino también las empresas se han dado cuenta de la importancia de contribuir con estrategias que reduzcan las emisiones de GEI, por ello uno de los pilares más trascendentales es la capacitación de los colaboradores, puesto que ellos marcarán la diferencia para las empresas y les brindarán beneficios como:

Ser más competitivas: de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, el medir y plantear acciones para la reducción de la Huella de Carbono en las empresas representa una ventaja competitiva para las exportaciones de la región, especialmente las de alimentos.

Esto significa que al capacitar a los colaboradores en este ámbito, éstos se vuelven capaces de identificar cuáles son las fuentes que generan más GEI, con el objetivo de establecer acciones que reduzcan el impacto negativo, lo que impulsará el proceso productivo, así como de exportación.

Asimismo, los trabajadores podrán impulsar el cumplimiento de estándares internacionales que faciliten el intercambio de mercancías; en este caso “la ISO-14064 se utiliza para el cálculo de la Huella de Carbono corporativa, lo que la convierte en una guía para desarrollar programas destinados a reducir las emisiones. Por otro lado, para generar el cálculo se deben considerar algunos documentos como la Directriz de IPCC, la cual define las fórmulas; y, dependiendo del tipo de huella, pueden aplicarse otros estándares que entregan guías de orientación“, añade Díaz.

Adaptarse más rápido al mercado: independientemente del sector al que pertenezca la empresa, es fundamental que invierta en capacitaciones para sus colaboradores, ya que cada vez más existe una demanda de profesionales con conocimientos y habilidades en gestión ambiental y sostenibilidad. Por lo que, al contar con talento capacitado podrá destacarse y adaptarse a las necesidades del mercado que exigen a las empresas más acciones claras para reducir su impacto en el medio ambiente.

Esto se vuelve relevante, ya que se estima que más del 60% de los consumidores millennials y de la generación Z prefieren productos y compañías que tengan prácticas sustentables; además que el 70% basa sus decisiones de compra en la misión, visión y valores de la empresa, por lo que no sólo se trata de tener colaboradores con los conocimientos técnicos para generar estrategias de reducción de huella de carbono, sino también de comunicar esas tácticas para que lleguen directamente a la audiencia clave.

Por ello, “en respuesta a las necesidades del mercado, en TÜV Rheinland Academy apuntamos a formar competencias que faciliten no sólo la identificación de fuentes de emisión, si no también la comprensión de metodologías en el Cálculo de Emisiones; ya que es importante medir y tener una idea del contexto de la organización para luego generar las acciones necesarias“, señala la vocera.

Mejoran su imagen pública: este tema es clave, porque las empresas deben alejarse del greenwashing, término dado a una forma de marketing en el que se comunica un compromiso medioambiental, pero que no representa cambios significativos en las políticas ambientales de las compañías. “Se trata de analizar la situación en la que se encuentra la organización, plantear ejes estratégicos, acciones realizables y objetivos medibles y alcanzables; para que entonces se puedan compartir con las audiencias clave, así como darles seguimiento, mostrar los resultados y apegarse a la mejora continua para que cada vez se reduzcan más las emisiones“, indica Díaz.

Se ha destacado que hasta 9 de cada 10 consumidores realiza compras de marcas socialmente responsable, esto representa una responsabilidad muy grande para las compañías a nivel regional y mundial, porque tienen que demostrar realmente cómo contribuyen a mejorar el medio ambiente; por ello la capacitación de los colaboradores es una pieza clave para lograr avanzar en esa labor.

Reducir costos energéticos: si bien la región de América del Sur se ha posicionado como pionera y líder en fuentes de energía alternativas como el hidrógeno verde, la electromovilidad, energía eólica, entre otras; todavía falta que más empresas promuevan e inviertan en iniciativas para reducir sus costos energéticos a largo plazo, ya que eso fortalecerá las acciones frente al calentamiento global.

De esta forma, las empresas que cuenten con personal capacitado en Huella de Carbono tendrán una ventaja competitiva en el mercado porque podrán disminuir sus costos al utilizar energías sustentables de manera eficiente, lo que incentivará la innovación, mantendrá una mejora continua en las operaciones y contribuirá a reducir sus emisiones de GEI.

Contribuir para ayudar al medio ambiente: de acuerdo con la ONU, la extracción y el procesamiento de los materiales, los combustibles y los alimentos son responsables del 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales totales y de más del 90% de la pérdida de la biodiversidad y generación del estrés hídrico, por lo que las compañías de los diferentes sectores económicos tienen una gran responsabilidad que asumir para compensar sus emisiones y que puedan reducir su Huella de Carbono en beneficio del planeta.

Actualmente estamos utilizando el equivalente a 1.6 Tierras para mantener nuestro modo de vida, por lo que nuestro planeta no puede seguir el ritmo, así que es fundamental que contemos con más empresas y personas conscientes respecto a la importancia de la Huella de Carbono y el cambio climático, ya que con conocimientos técnicos, estrategias y objetivos medibles se podrán adoptar medidas reales de mitigación, las cuales facilitarán que el impacto sea menor”, finaliza Díaz.

Ante esta situación, es primordial que las empresas inviertan en capacitaciones certificadas respecto a temas ambientales y de sustentabilidad, ya que no sólo representará una ventaja competitiva en su sector económico, sino también podrán hacer una transformación tangible en su industria para reducir su huella de carbono, se convertirán en líderes y referentes para otras compañías, además de que sus colaboradores y consumidores se sentirán más confiados hacia las operaciones de la organización porque la perciben como responsable con el medio ambiente.

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