Es un buen momento para redireccionar nuestro foco y poner en “primera línea” el bienestar social y cultural, antes que cualquier otra cosa.
Según la RAE la tecnología se define como: “conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico”. Esta frase definió el quehacer cultural y social durante muchos años, permitiéndonos avanzar significativamente en nuestra evolución humana. Desde el descubrimiento del fuego, el hombre ha utilizado distintos instrumentos en búsqueda de su sobrevivencia o en su defecto, mejorar su calidad de vida.
Sin embargo, durante la última década, la penetración y el avance de la tecnología nos llevó a un “sobre consumo” de esta, formando generaciones cuyo día a día está constituido por el uso de 4 a 5 dispositivos, pasando cerca de 5 horas diarias tras la pantalla.
En este contexto las dos preguntas claves son, ¿hemos olvidado la razón de ser de la tecnología?, ¿el buen uso de las TI, nos puede ayudar a enfrentar los desafíos que vive nuestro país? En mi opinión, para ambas preguntas, la respuesta es sí.
En un país como Chile, donde el 62% de las empresas se encuentran aún en las primeras etapas de Transformación Digital, observamos con atención que recién algunas compañías están comprendiendo la importancia del Comercio Electrónico, la trazabilidad y el uso de los datos o incluso, el uso de plataformas tecnológicas para acercar la educación al hogar.
Recién en marzo, debido a la pandemia de Covid-19, muchas empresas adelantaron el lanzamiento de sus tiendas virtuales, aventurándose en plataformas desconocidas para ellas, ya que su ecosistema no era del todo digital. Lo mismo ocurrió en la academia, donde las aulas se vaciaron y las salas virtuales reciben a quienes se logran conectar por la saturación de la red.
La reflexión es que debemos volver al origen, donde el ser humano comprendía la tecnología como un medio y no como un fin en sí mismo. Hoy, pese a todo, es un buen momento para redireccionar nuestro foco y poner en “primera línea” el bienestar social y cultural, antes que cualquier otra cosa.
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