Hays explica cómo encontrar una cultura empresarial que abarque tus valores, ética laboral y tipo de personalidad.
Cuando cambias de empleo y te enlistas a una cultura empresarial completamente distinta a la que ya estabas acostumbrado, suele ser difícil adaptarse a un nuevo ambiente. Aunque disfrutes del trabajo que haces y seas bueno en ello, sentirte cómodo dentro es fundamental para ser más productivo y generar un valor a la empresa. Es posible que te enfrentes a un choque de personalidad con la cultura de tu empresa, pero te sigues preguntando ¿qué puedo hacer para solucionarlo?
No te sientes parte del “grupo”
Por lo general, eres una persona extrovertida y sociable, que es capaz de hacer amigos en el trabajo. Y, sin embargo, en este empleo, a veces puedes pasar una semana entera sin tener una conversación adecuada con alguien (o al menos una que no se trate de trabajo).
El problema es que, a diferencia de tus trabajos anteriores, no te sientes seguro socializando con estos nuevos colegas porque no te sientes parte del “grupo”. Evitas hacer bromas o agregar algo más a la conversación por miedo a decir algo incorrecto, y la mitad del tiempo no estás invitado a participar en grupos internos dentro de la compañía. Es por ello, que a veces mantienes la cabeza abajo, comes solo, evitas las salidas en equipo y, en verdad, trabajar en esta empresa se ha convertido en una actividad aislada y solitaria.
Si esto te resulta familiar, clasificaría como el primer signo de que estás en la cultura empresarial equivocada. Si bien todo el mundo es diferente, y no necesariamente puedes hacer click con todos, la cultura empresarial adecuada para ti, te haría sentir bienvenido.
No estás motivado para hacer un buen trabajo
Cualquiera diría que se enorgullece de su trabajo. Sin embargo, tus niveles de motivación han tocado fondo. Pero ¿Por qué te pasa esto? Si algunas de estas razones son la causa de tu desmotivación, es síntoma que estás en la cultura empresarial equivocada:
- Te sientes poco inspirado por la dirección de la empresa y todos tus colegas.
- La empresa no parece reconocer, premiar o celebrar el éxito, al menos no de la manera que te gustaría.
- Tu ética laboral no está alineada con la de tu empleador. O todos trabajan demasiado o muy poco.
- La empresa no parece muy interesada en el desarrollo profesional y el aprendizaje permanente.
- Ya no te importan los valores, el propósito y la visión general de la compañía.
Una combinación de lo anterior es suficiente para hacer que cualquiera se sienta apático en el trabajo. Lo que es peor, esto ahora está afectando tu rendimiento y podría obstaculizar tus objetivos profesionales a más largo plazo.
Es importante que no seas demasiado duro contigo mismo, pero trata la situación como una curva de aprendizaje, y piensa cuidadosamente sobre el tipo de cultura en la que encajarás antes de realizar tu próximo movimiento laboral:
- Identifica el tipo de cultura en la que deseas trabajar, desde qué tan incluyentes son, hasta cómo progresan sus colaboradores y reconocen el éxito. Identifica todo lo que no te gusta de esta empresa y cómo tu próximo empleo puede ser diferente.
- Habla con tu reclutador, comparte con ellos tus ideales y tus objetivos profesionales generales. De esta manera, tendrán una base de datos rica de clientes y una buena comprensión de la personalidad de las compañías. También es recomendable que te comuniques con tus contactos profesionales y personales para ver si tienen alguna recomendación.
- Antes de las entrevistas, consulta la página web y redes sociales de la empresa y las reseñas en línea, ya que te pueden dar una buena idea sobre su cultura empresarial.
- Durante las entrevistas, busca pistas sobre la cultura de la empresa, por ejemplo, cómo responde el entrevistador a la pregunta: “¿cómo describirías la dinámica del equipo?”
Todos debemos sentir que pertenecemos a algún grupo, y sobre todo, sentirnos valorados e incluidos dentro de nuestra organización debe ser un agujero que debemos tapar por el bien de nuestro progreso profesional y nuestra felicidad diaria.
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