La era de la digitalización ha transformado la forma de trabajar y la manera en que las empresas contratan a sus empleados.
Esta modalidad gira entorno a un empleado eficaz y capaz de desarrollar sus tareas en cualquier parte, determinando las formas de realizar el trabajo, los tiempos para llevarlo a cabo y hasta los recursos para implementarlo. Al involucrarse más con sus tareas, cada empleado es parte fundamental de la cadena de valor.
La creciente preferencia por la flexibilidad
Según una investigación realizada por la empresa Microsoft, el 54% de los empleados en la Argentina aseguró que estaría dispuesto a estar disponible fuera de su horario laboral regular, e incluso a trabajar más horas, a cambio de tener una mayor flexibilidad en el lugar desde dónde hacerlo.
La flexibilidad laboral se ha convertido en un punto clave para atraer y retener los trabajadores independientes y se nota fuertemente en la generación “millenials”, quienes buscan la capacidad de trabajar de forma flexible y estar abiertos a otras posibilidades laborales. En relación a esto, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) lanzó una encuesta orientada a los jóvenes para recaudar información sobre sus expectativas sobre el futuro del trabajo, en América Latina y el Caribe.
Muchas compañías encuentran más productivo a un trabajador que puede decidir dónde y cuándo realizar sus tareas y buscan contratar a este tipo de profesionales; según la consultora norteamericana PwC, el 31% de las empresas están apuntando incorporar a este nuevo tipo de trabajador independiente.
Nuevas tecnologías para el trabajo digital
Las herramientas tecnológicas han cobrado un papel fundamental en el nuevo contexto laboral permitiendo potenciar las fortalezas y habilidades de los trabajadores. De acuerdo con una encuesta realizada por BMC Software, 54% de los trabajadores en Argentina consideran que para el año 2020 usarán nuevos programas y aplicaciones y 33% creen que no habrá oficina y que podrán trabajar dónde y cuándo quieran.
El lugar de trabajo digital permite que los empleados y las empresas sean más productivos proporcionando tecnologías innovadoras de estilo para el consumidor, y que ofrezcan servicios eficientes con la menor interacción humana posible. La infraestructura utilizada para la prestación de servicios debe tener la capacidad de hacer frente a todo lo que se produce en ella y durante los plazos que se requieren. Esto puede ser el resultado de la entrega de nuevas aplicaciones en nuevos servidores dentro de una nube pública o privada, o simplemente permitiendo al personal acceder a los datos de servicios de terceros o activos compartidos dentro del lugar de trabajo.
La encuesta de BMC también revela que el 88% de los trabajadores a nivel mundial asignan la responsabilidad de crear culturas innovadoras en los empleadores. En este contexto, las empresas ya no pueden ver la digitalización del trabajo simplemente como un beneficio para los trabajadores. Más bien, deben alinear las estrategias empresariales a largo plazo al equipar a las fuerzas de trabajo con los dispositivos adecuados, las tecnologías de comunicación y el acceso remoto a los datos, para garantizar la autogestión.
Esta nueva modalidad de trabajar está movilizando a las empresas y es por esto que muchas compañías están invirtiendo en tecnologías para transformase en organizaciones digitales, siendo capaces de ampliar su alcance y productividad mediante la asignación de puestos de trabajo a este nuevo tipo de profesionales independientes.
Es primordial mejorar la satisfacción de los empleados con herramientas tecnológicas con las cuales se sientan a gusto, que puedan elegirlas por sí mismos, sean sociales, móviles, personalizables y que también pueda generarse colaboración. Si los trabajadores no son capacitados para tener éxito en la era digital, buscarán culturas más innovadoras en otros lugares que capaciten a los empleados para crecer profesionalmente en lugares de trabajo digitales.
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