Kamay Ventures, el fondo de inversión gerenciado de forma independiente por Overboost y conformado inicialmente por Coca-Cola Latinoamérica y Grupo Arcor, conversó con Alan Moore, reconocido consultor y autor de “Do Design” y “Do Build”, sobre la necesidad de crear empresas regenerativas que contribuyan a dejar un legado para las generaciones futuras.

“En mis libros elegí hablar sobre la belleza como un medio para recontextualizar y repensar cómo las empresas pueden desempeñar un papel en el mundo”, dijo Moore, que desde hace años tiene la misión de ayudar a que los negocios descubran su propia belleza única que les permita crear un camino sostenible para el éxito a largo plazo.

“La belleza emerge de los fundamentos de las cosas. Nos lleva a esta idea de ir más allá de la sostenibilidad, de cómo enmarcar el mundo en el concepto de regeneración y cómo creamos formas de vida regenerativas”, explicó al tiempo que preguntó: “¿cómo la belleza puede dar sustentabilidad al mundo? La realidad es que la belleza es el oxígeno, es una parte fundamental de quiénes somos como seres humanos”.

En esta línea, el diseñador e innovador empresarial indica que la sustentabilidad vendría a ser el lenguaje mudo que nos indica que tenemos que parar de hacer cosas, retroceder. “Debemos pasar de una economía extractiva a una economía regenerativa. Pero si vamos a crear empresas que van a ser regenerativas y que van a hacer una contribución al mundo que vivimos hay que empezar a pensar en un conjunto diferente de valores y métricas sobre cómo vamos a hacer esas cosas”, reflexionó el escritor.

En la actualidad creemos que está bien tomar recursos naturales a los que solo les damos un valor cuando los convertimos en un producto. “Se observa un deseo de que las empresas prioricen un propósito antes que su beneficio. Hace 25 años atrás, cuando comencé mi carrera, no nos hacíamos ni las preguntas ni teníamos las conversaciones que estamos teniendo ahora como, por ejemplo, de dónde vienen las cosas, de qué están hechas, qué impacto tiene su producción, pero hay que entender que estamos ante un cambio necesario porque no se puede hacer negocios en un planeta muerto”, señaló Moore.

De acuerdo con el experto, el valor y las intenciones de los negocios están cambiando y son parte de un acto revolucionario de transformar cómo vemos el mundo y cómo podemos crear productos y servicios. “Tenemos que cuestionarnos si el propósito de nuestro negocio coincide con el que el mundo necesita, haciéndonos esa pregunta comenzamos el viaje del camino de la transformación”.

Asimismo, Moore afirmó que el liderazgo es generosidad. “Es esta idea de responsabilidad, de pensar qué tomamos, qué hacemos y qué derrochamos. La naturaleza no desperdicia ni un solo átomo nosotros tampoco deberíamos hacerlo, entonces tenemos que cambiar la forma de operar nuestro negocio”.

“Pero la generosidad también hay que pensarla hacia adentro de una empresa, ya que tiene un impacto directo en la forma de relacionarnos con el otro, de generar empatía y de no juzgar. Es una pieza fundamental de toda organización con la que se logra un mayor compromiso de quiénes la conforman”, apuntó Moore.

“Crecimos en un mundo en el que la aceleración nos llevaba al progreso, en el que el éxito se mide cuando empezamos una empresa o cuando se vende. Pero no estábamos pensando en el legado, en las consecuencias para las próximas siete generaciones”, insistió Moore al tiempo que reconoce que muchas empresas no van a trabajar en este cambio hasta dentro de 5 o 10 años, pero que el camino de transformación comenzó desde el momento en que las personas empezaron hablar del tema.

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