Diversas industrias han logrado implementar soluciones tecnológicas inteligentes a sus procesos diarios con el objetivo de maximizar y optimizar su productividad.
Hace un par de semanas, el gobierno anunció el proyecto más ambicioso de los últimos años en materia de estructura y de fidelización: la modernización del Estado. Esto, a través de la digitalización de miles de procesos que buscarán optimizar en tiempo y gasto el trabajo de las distintas organizaciones de la administración.
Una reducción por más de 100 millones de dólares de presupuesto y más de mil trámites en línea, son los beneficios de esta medida, la que busca acabar con los gastos de recursos públicos destinados a papel de impresión, fotocopiado, carpetas, archivadores, tinta para impresoras, bodegaje de documentos y envío de cartas certificadas, facilitando la optimización de cada solicitud mediante la gestión de un Estado inteligente y eficiente.
Este gran paso viene a confirmar el camino avanzado por la Transformación Digital en nuestro país, la que está posicionado a Chile como un actor importante en la región, con instituciones a la altura de los tiempos y de sus ciudadanos. Sin embargo, esto no parece ser el fin de una buena iniciativa, sino más bien el comienzo de una nueva cultura digital.
Diversas industrias como la banca, minería e instituciones de salud, entre otras, han logrado implementar diversas soluciones tecnológicas inteligentes a sus procesos diarios con el objetivo de maximizar y optimizar su productividad.
Es de vital importancia que otros actores, como el Estado, se sumen a los beneficios de la innovación y la tecnología, mejorando sus rendimientos en base al nuevo petróleo del siglo XXI: los datos.
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