Chile camino al desarrollo

Chile camino al desarrollo
Es de primera relevancia incentivar la innovación y la utilización eficiente de las tecnologías de la información.Bernardo Segura, presidente de Informat

Según el Informe de Perspectivas de Empleo 2015, Chile es el quinto país con mayor cantidad de horas trabajadas en promedio en un año y una baja Productividad Total de Factores.

A pesar de lo precario del crecimiento económico en Chile, y en un contexto bastante hostil, la productividad nacional, según la OCDE, se ha incrementado en los últimos diez años más que en la mayoría de las economías que la integran. Efectivamente, según el último Compendio de Indicadores de Productividad del mismo organismo internacional, entre 2004 y 2014, la productividad en Chile creció 2,62 %, es decir, el segundo mayor incremento entre los principales países desarrollados, detrás de Corea del Sur, cuyo avance fue de 3,58 %. Lo anterior deja de manifiesto un desaceleramiento generalizado, producto de una crisis más bien global.

De todas formas, no es posible contentarse con ser uno de los mejores dentro de los peores. Es necesario contemplar con quiénes nos comparamos. No es suficiente que la productividad haya crecido si tenemos una de las más altas tasas en carga horaria de trabajo y donde la relación entre el tiempo que se trabaja y el nivel de productividad deja un amargo sabor.

En definitiva: aún se trabaja mucho y se produce poco. De hecho, según el Informe de Perspectivas de Empleo 2015, también de la OCDE, Chile es el quinto país, entre 38 contemplados en la medición, con mayor cantidad de horas trabajadas en promedio en un año y una baja Productividad Total de Factores (PTF). El país ocupa el segundo lugar con menor productividad laboral, por debajo de los u$s 30 de PIB por cada hora trabajada, superado sólo por México.

En base a todo lo expuesto, y considerando la importancia de la productividad como clave para el crecimiento de largo plazo de la economía, junto a la formación bruta de capital fijo (FBCF) y la fuerza de trabajo (FT), resulta clave detenerse en los desafíos que esta realidad implica.

Más allá de las cifras y de las estrategias que se puedan anunciar, es de primera relevancia incentivar la innovación y la utilización eficiente de las tecnologías de la información, de manera seria y concreta; así como el capital humano, tanto en lo referente a su educación como capacitación, certificaciones y perfeccionamiento. No se puede manejar un camión con una licencia para motos. Si Chile quiere llegar al desarrollo, no sólo tiene que parecerlo, sino que verdad serlo.

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