Revisar si el modelo y el fabricante han tenido problemas de seguridad en el pasado, así como los detalles de la política de privacidad, es de vital importancia.
Makros junto a Sophos, dieron a conocer los riesgos a los que se puede enfrentar una familia al comprar un juguete inteligente conectado a la web.
“De acuerdo a la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) es importante ver un poco más allá de lo que puede resultar evidente y hacerse algunas preguntas”, indicó Marcelo Díaz, gerente General de Makros.
Efectivamente, como señala la FTC, si el juguete tiene una cámara o un micrófono, habría que cuestionar qué control tienen los propietarios respecto de cómo funciona y dónde se almacenan los datos.
Asimismo, inquirir si el juguete envía correos electrónicos o se conecta a las redes sociales y qué control tienen los adultos sobre la administración y seguridad del dispositivo.
Además, señaló el ejecutivo, es muy importante revisar con detención los servicios que se incluyen. Por ejemplo, qué tipo de política de privacidad y consentimiento tiene el proveedor de servicios con respecto al uso del juguete (especialmente si es para alguien menor de 13 años) y los datos que genera; si se comparten datos y qué tan fácil es eliminar los datos de la cuenta personal.
“También es necesario saber si el proveedor tiene un historial de parches de problemas de seguridad conocidos”, acotó Díaz.
Esto, porque existe una gran cantidad de evidencia de que muchos juguetes que tienen algunas o todas las capacidades anteriores pueden fallar en varios aspectos.
“Muchos productos improvisan a nivel de software, con el resultado de que tanto el dispositivo como la seguridad de la cuenta en línea tienen debilidades que pueden ser explotadas por los ciberdelincuentes”, precisó el gerente.
Por último, el experto aconsejó que, antes de la compra, es de suma importancia revisar si el modelo y el fabricante han tenido problemas de seguridad en el pasado, así como la política de privacidad.
“Si menciona compartir datos con terceros, hay que abstenerse. Compartir o vender los datos de los niños también podría contravenir las normas de protección de datos”, concluyó.
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